Cada vez que mandamos un mensaje de Whatsapp, compartimos una foto o enviamos un correo electrónico también estamos produciendo contaminación. Principalmente por la necesidad de energía que se necesita este proceso, aunque también por la renovación constante de los aparatos electrónicos y servidores.
De hecho, esta polución digital se estima que genera el 2% de las emisiones globales de dióxido de carbono (CO2) según datos publicados por un informe de la UE el pasado año.
Es más, según los datos ofrecidos por la compañía Cleanfox, en base a informes elaborados por McAfee, señalan que con cada envío de un correo electrónico se emiten cuatro gramos de CO2 y se envían una media de 200 millones de correos electrónicos cada 60 segundos. Por tanto, por email se producen más de 48.000 toneladas de dióxido de óxido de carbono a la hora.
LAS BITCOINS Y EL MEDIO AMBIENTE
Uno de los aspectos más llamativos de las monedas digitales es la cantidad de electricidad necesaria para que las transacciones de compraventa se puedan llevar a cabo. En estas, que se realizan a través de un proceso conocido como minería. Es este el proceso causante de que el consumo de energía de BitCoin, estimado por Universidad de Cambridge en 61,9 teravatios por hora al año, sea superior al de muchos países industrializados, como Suiza, con un gasto de 58,5 teravatios por hora en base a cifras de 2016.
Se estima que en este momento la criptomoneda consume 6,81 gigavatios (GW), ya que se trata de un dato que se actualiza cada 30 segundos. Esto se traduce en 60,45 TWh al año.
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